En una crisis como la que estamos viviendo, la misma preocupación se vive de forma distinta según en el lado de la mesa que estás. La mesa se divide en contratador y aspirante a contrato. Ambos tienen precocupaciones, pero una preocupación muy distinta.
Aspirante a contrato o trabajador: La preocupación de esta persona, sobre todo, se traduce a miedo. El que está trabajando, tiene miedo de ser despedido si la empresa va mal. El que está en paro tiene la preocupación y obligación de encontrar un trabajo.
La falta de trabajo o la inestabilidad laboral no le permiten vivir bien, debido a la incertidumbre de su situación. Digamos que esta persona depende de la oferta de otra persona, que es la que está al otro lado de la mesa (emprendedor o empresario).
Contratador (empresario): Si esta persona no ha hecho bien sus deberes como empresario y su negocio pierde rentabilidad, también tendrá miedo, pero su miedo se traduce básicamente a los números. También está preocupado, pero su preocupación será el cómo decirle a la persona que está al otro lado (aspirante o trabajador) que ahora mismo no puede contratarlo o no puede renovarle el contrato.
El empresario tiene en sus manos el nivel de vida de otras personas. El que millones de personas puedan pagar una vivienda, entre otras cosas, se le debe al empresario.
¿De qué lado quieres estar, del que despide o del despedido?
Es evidente que el empresario, en sus días, cuando era un emprendedor con ganas de superación, corrió un riesgo que fue el de iniciar su propio negocio por su cuenta. Hoy día tampoco está exento de riesgos, incluso su empresa puede llegar a quebrar, pero la preocupación del empresario es relativamente desproporcional a la que vive el trabajador, ya que si al primero le va mal, el otro estará aún peor.
El emprendedor nato, si nos fijamos, puede fallar 100 veces, pero siempre lo vemos emprendiendo otro tipo de negocio. Puede que esté endeudado hasta las cejas, pero es raro que no tenga liquidez para el día a día. En cambio, el trabajador por cuenta ajena recibe un ingreso mensual que debe adorar y cuidarlo para que le llegue a fin de més. Si ese ingreso deja de percibirse o disminuye, la situación empeora en menos de 30 días.
Para un trabajador, el adquirir más deuda para solventar problemas temporales le puede meter en el pozo del crédito de por vida, si no cambia la situación y recibe un aporte extra de ingresos.
Ahora mismo nos fijamos en estas manifestaciones que se están armando por medio mundo. Tienen un mensaje de fondo que es la corrupción política y financiera, pero no nos engañemos, ya que la mayoría lo que realmente quiere y necesita es un trabajo, y ven que con la actual crisis, ese trabajo no llegará y su futuro laboral es incierto. Eso produce indignación. Si hablamos de corrupción política y bancaria, el primer indignado soy yo.
Se critica al empresario.
No nos engañemos, ya que el empresario crea riqueza y trabajo, tanto el pequeño negocio como la gran empresa. Esos que critican a los empresarios y capitalistas, venderían su alma al diablo por ser uno de ellos. ¿Quién no querría ser un Warren Buffett, un Larry Page (Google), un Bill Gates? Lo que ocurre es que para ser uno de ellos, debemos saber cómo convertirnos en ellos, echarle valor y perder el miedo.
Odio al típico capitalista e incluso al especulador, pero el sistema económico necesita de capitalistas y creadores de riqueza, por no hablar de especulación, que eso todos lo hemos hecho o lo hemos intentado, por mucho que ahora lo critiquemos. Aquel que no lo intentó, sencillamente es porque no estuvo en el momento, lugar y con la mentalidad necesaria para ganar dinero. No obstante, el endeudarse, como han hecho la mayoría de los españoles, es otro tipo de especulación, la cual es una inversión que apuesta en tu contra.
En estos duros días que se viven, en esta enorme crisis que sufrimos, puedes quejarte, puedes manifestarte o puedes "escupirle" a un diputado, aunque no ganes dinero haciendo eso, pero en vuestros ratos libres, os recomiendo que poco a poco os intentéis ir pasando al otro lado de la mesa para si bien no queréis crear riqueza para el país, al menos no dependedereis de las decisiones de otras personas.
"El trabajador genera riqueza para el estado pagando impuestos, el emprendedor genera trabajo y riqueza para el país, el empresario y capitalista no genera riqueza, la posee. El inversor especula con la riqueza de otros. Cuando naces, tienes un pasado por parte de tus padres que no puedes cambiar y conforme avanza la vida, vives un presente, en el que tus propias acciones marcarán tu futuro. Al final, el lado de la mesa al que perteneces depende de tí. Libertad para elegir el lado de la mesa al que quieres pertenecer."
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